El tren lo echó a andar él - nuestro personaje - y tal cual como apretar un botón desconocido y esperar ver qué va a pasar, es la ansiedad que se pone a bailar en el estómago rabiosamente y que es aminorada por este extraño agente - ¿miedo será? - mala cosa. Porque el que es valiente y cruza el río obtendrá los frutos de la certeza y eliminará a otro agente aún peor que (miedo)
Al mirar por la ventana, nuestro personaje alcanzó a vislumbrar un puente. La rapidez del tren lo llevó en unos segundos a estar sobre él. Ya no importa lo que habrá después de esta querida obra de la ingeniería. Por lo menos ya habrá cruzado el río.
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