Ajeno

Como una vía impuesta, con y sin ganas de caminar por allí.
Miles de mundos pasan a mi alrededor: serios, tristes, alegres, preocupados; van bailando su propia danza. Un, dos, un, dos, blah!, un, dos, blah! Algunos las comparten... entre ellos.
No importa, estoy inmune al resto del mundo, una extraña inyección, algo así como un chaleco antibalas.
La angustia... Dios! la angustia ataca mi estómago, haciendo un cruel juego de vaivén con mi garganta.
Ignoro, pero tampoco me concentro. Ignoro pero estoy atento. Incluso lo disfruto.
El que manda es parecido a una imagen de un metro pasando mientras uno observa del vagón que va hacia el otro lado. Imágenes, sobresaturación de imágenes. Extraño. Irritaría a cualquiera. Yo estoy calmo.
Esa calma...
La calma pacífica de un león antes de atacar...
La calma adrenalínica de un deportista entes de empezar...
La calma ansiosa de un niño antes de recibir su regalo...
La calma angustiosa de un ser antes del llanto...
Ignoro, me concentro... y aún así no proceso, no ignoro, no me concentro.
Es un limbo... un purgatorio.
Estoy ajeno.