viernes, julio 23, 2010

Ansiedad sin ansia

Nuestro personaje (ya sería bueno pensar en ponerle un nombre) cayó en la cuenta de un peculiar sentimiento. Todo porque el tren en el que viajaba, que corría con todas sus fuerzas, descabelladamente y sin ninguna piedad, vio aminorado su galope por una extraña fuerza que no sabría definir. El tren con todo su poderío trataba de echarla abajo, pero la fuerza no se doblegaba. Inevitablemente el tren ganaría, pero hay que destacar la desesperada acción de esa fuerza.
El tren lo echó a andar él - nuestro personaje - y tal cual como apretar un botón desconocido y esperar ver qué va a pasar, es la ansiedad que se pone a bailar en el estómago rabiosamente y que es aminorada por este extraño agente - ¿miedo será? - mala cosa. Porque el que es valiente y cruza el río obtendrá los frutos de la certeza y eliminará a otro agente aún peor que (miedo), y sabemos su nombre: (incertidumbre).
Al mirar por la ventana, nuestro personaje alcanzó a vislumbrar un puente. La rapidez del tren lo llevó en unos segundos a estar sobre él. Ya no importa lo que habrá después de esta querida obra de la ingeniería. Por lo menos ya habrá cruzado el río.

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