sábado, noviembre 05, 2005

Autocrítica

En todo proceso siempre se presentan dos caminos.
Por un lado se abre la opción de aprender y por otro se abre la opción de la tentación.
En el caso de la tentación, las cosas salen bien y fáciles, pero con trampa.
En el caso del aprendizaje, tu capacidad se renueva y te haces mejor.
Los espejos y su autor, El Lápiz, no escapan a este proceso.

Es por eso que los primeros parecían débiles espejos de la realidad.
Débiles espejos que tenían un valor mucho más grande que los espejos que hoy puedo apreciar.
Tenían un alma propia y probablemente un aporte.

¿Cuál es el aporte de estos espejos con un pedazo de mi alma?
Plagios de ideas que le robo a Don Realidad, que firmo con una parte de mi.
Para eso hay máquinas que retratan lo verdadero instantáneamente, cajas oscuras por dentro que le desgarran pertenencias al mundo.

"Dibujar bien es fácil, lo difícil radica en el aporte".

¿Habré botado un pedazo de mi alma al imprimir plagios en el Universo del Papel?

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