En la espesa oscuridad de un gran bosque
una graciosa figura femenina entona las demacradas y tristes notas de un violín.
Tristes y malvadas...
Triste porque se encuentra totalmente sola,
malvada porque está muerta y aún vive.
¿Están poniendo atención a lo que leen?, escuchen...
Aquellas cuerdas eran los nervios de su propio brazo.
La muerte los visita.
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